miércoles, 5 de septiembre de 2012
Te vi.
Te vi y no podía dejar de mirarte, aunque quisiera hacerlo.
Me encandilaste con tus ojos, y no por el color, sino que me encandilaron por la forma en la que yo me veía en ellos.
Y hasta el día de hoy pienso que sos la cura a todos mis males, la persona que me ayuda a confiar en el amor.
Me atrapaste y quede cegada, no quiero ver la realidad.
Cambiaste mi vida y no quiero dejarte ir, porque por primera vez aprendí a querer con locura, a necesitar a alguien y extrañarlo verdaderamente y no como un par de palabras que se dicen.
Yo bese tus labios, sujete tus manos, compartí tus sueños, tus metas.
Conozco bien cada centimetro de tu cuerpo, cada detalle.
Conozco tus miedos, tus inseguridades.
Conozco tu olor, tus gustos.
Me volví adicta a vos, a tu esencia.
Es que sos perfecto, sos perfecto para mi y odiaria la idea de tener que compartirte, te quiero solo para mí. Eso sería ser egoista?
Te vi llorar, te vi sonreir, te vi enojado, y me pasaría una vida viendote así.
Porque juro que ya no me imagino sin vos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario